Salimos de Puerto Pañuelo en Bariloche en el primero de tres barcos que nos llevaron de Argentina hasta Chile, cruzando Los Andes. El primer viaje es por el Lago Nahuel Huapi hasta Puerto Blest. El dia estaba hermosa, las vistas bellisimas y los muchachos se entretuvieron dando de comer a unas gaviotas ya acostumbradas a ese modo de conseguir comida.
Después nos movilizamos en bus hasta Puerto Alegre. Allí nos embarcamos en una lancha (lancha?bote? barco?embarcación mas pequeña que la anterior) en la cual cruzamos Lago Frias para llegar a Puerto Frias donde realizamos los tramites de inmigración y aduana y entramos a Chile. Nos movilizamos en bus otra vez, por la cordillera, bajando a Peulla. Tuvimos esperanzas de realizar canopying allí, pero no hubo tiempo suficiente. El tercer, y último, barco(?) nos llevó a través del Lago de Todos los Santos (por el día en que se descubrió) o el Lago Esmeralda (por el color de sus aguas) hasta Petrohué. Llegamos tarde para entrar a ver las cascadas. El parque ya habia empezado a cerrar en horario de otoño.
Toda la porción del viaje en Chile fue dentro de un parque nacional. Existian en el momento de la creación del parque algunas propiedades privadas que recibieron permiso de permanecer en manos de sus dueños particulares, pero no pueden tener ni electricidad ni carreteras de afuera. Deben utilizar turbinas en las cascadas para producir la luz y todo su transporte es por agua.
De Petrohué salimos en bus hasta Puerto Varas, llegando al hotel con la primera lluvia del viaje. El Hotel Cumbres es bellisima y decidimos quedarnos allí, algunos comiendo sushi y disfrutando del guitarrista en el lounge, frente a la chiminea; y otros disfrutando del salmon en el comedor. En la mañana nos recibió un día gris y luvioso. Clara nos asegurió en el desayuno que el sol iba a salir - y así fue.
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